Elena, junto a un gran equipo de profesionales, desarrolló el primer exoesqueleto biónico del mundo
para menores, hecho que le hizo ser conocida a nivel mundial. Asimismo, el
equipo consiguió que el prototipo ATLAS funcionara y fue probado por Daniela,
cuando ésta tenía tan solo nueve años. Desde la creación del exoesqueleto hasta
su puesta en el mercado transcurrieron varios años, haciendo que ella no
pudiera acceder a él por estar destinado a menores de diez años.
El primer prototipo de exoesqueleto, creado por Elena García Armada, es el conocido ATLAS, compuesto por un armazón de aluminio y titanio de 9 kg de peso, en su interior se encuentran cables, motores y varios tipos de sensores que sirven para descifrar las intenciones del niño o la niña ayudándole así a realizar los movimientos. Sin embargo, el exoesqueleto no se podía vender ya que, era un prototipo de investigación y no cumplía la normativa de producto sanitario. Además, la creación de ATLAS hizo despertar esperanzas en los familiares de menores con otros tipos de patologías, como es el caso de la atrofia muscular espinal.
Tras esto, la científica volcó su esfuerzo
y trabajo a la creación de dispositivos orientados a mejorar la movilidad de
niños y niñas que sufren enfermedades neuromusculares degenerativas. También
dedicó sus esfuerzos a la fundación de la empresa Marsi Bionics, la cual se
fundó para trasladar a la sociedad los resultados de la investigación en
materia de ayudas robóticas a la locomoción y a la rehabilitación de la
marcha.
Por otro lado, el proyecto más destacado y premiado ha sido el ATLAS 2020, el cual está fabricado con aluminio y posee un peso mayor al anterior ATLAS, siendo este de doce kilos, compuesto de articulaciones inteligentes que garantizan un movimiento mucho más ágil, de la misma manera detecta los movimientos deseados y no deseados de los menores. El ATLAS 2020 fue probado en 2016 y 2017 por menores afectados de atrofia muscular espinal.
Tras los resultados obtenidos, Elena y su
equipo decidieron junto a la empresa Marsi Bionics desarrollar el ATLAS 2030,
este estuvo financiado por la fundación “Mutua Madrileña” y contó con la
colaboración del hospital madrileño Ramón y Cajal. Este exoesqueleto fue creado
en 2018 y probado de forma experimental por tres niños durante dos meses siendo
la finalidad de éste el uso cotidiano en casa. Este dispositivo cuenta con un
peso de 14 kilos, así como la incorporación de músculos artificiales en las articulaciones,
que, a su vez, detecten la intención de movimiento, así como la marcha.
Los resultados obtenidos de la
investigación fueron favorables por lo que, este último ATLAS 2030 salió del
laboratorio y está industrializado, aunque debido a la mínima disposición de
recursos obliga a que el proceso se ralentice.
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